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Embarazo de trillizos – El (mi) Primer Trimestre

Maria del Mar
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Sabíamos que podíamos tener un embarazo múltiple… cuando la doctora nos recomendó hacer la transferencia de dos embriones siempre fue muy clara en que esto podía suceder. Pero nuestra lógica era: dos embriones, dos bebés. Y así fue… durante las primeras 3 semanas.
Cuando fuimos a la segunda ecografía, la enfermera que me preparaba nos decía en chiste: qué tal que sean trillizos. Y nosotros muy seguros decíamos que no, imposible… de dónde tres bebés.
Entró la doctora e inició la ecografía. Aún estaban las dos bolsas que habíamos visto 15 días atrás, una tenía mejor aspecto que la otra… la segunda se veía aún muy pequeña. La doctora iba a revisar los ovarios cuando OHHHH SORPRESA… «que es eso? pensé yo… mi ovario está enormeeee». Cuando vi la cara de la doctora entendí… era otro bebé.
Siempre me preguntan qué sentí en ese momento. La primera reacción es de felicidad y amor infinito… me maravillé del milagro tan grande que se estaba produciendo en mi cuerpo. Pero esa sensación duró no más de 3 segundos, porque enseguida se nos vino el mundo encima: ¿si cabremos en la casa? ¿y el carro? ¿cómo nos vamos a acomodar? ¿y los jardines? ¿y el colegio? ¿y la universidad? ¿y mi trabajo? Oh Por Dios…
Después te sientas a hablar con los médicos y ellos se aseguran de que tengas muy claro en la que te estás metiendo… y ahí si que la maravilla se convierte en terror. Como se imaginarán un embarazo triple es de altísimo riesgo para la mamá y los hijos. «Mira María del Mar: acá puedes terminar con 3, 2, 1 bebé o ninguno. Incluso tu vida está en riesgo», me decían.
En mi post anterior conté algunas de las cosas que me pronosticaron: silla de ruedas, pato, cama de hospital, inmovilidad absoluta… todo esto pensando en el peso que mi cuerpo iba a soportar y, por supuesto, en prolongar al máximo el embarazo. Afortunadamente en mi caso ninguno de esos pronósticos se cumplió. Tuve un embarazo relativamente sencillo, saludable, sin mayores malestares… solo que no duró lo que yo esperaba. Mis bebés nacieron de 31 semanas de gestación.
Pero había otros riesgos: yo esperaba dos gemelas (uno de los embriones se dividió) y un mellizo. El embarazo gemelar, conlleva riesgos adicionales. Al compartir la placenta los gemelos «pelean» por su alimento y puede suceder que uno se desnutra y muera, mientras el otro somete sus pequeños órganos a un nivel de trabajo que tampoco puede soportar y conllevaría consecuencias más adelante… esto sumado a que de por si nacer prematuros puede dejar secuelas muy graves, sobre todo si nacen antes de semana 32. El paso por cuidados intensivos es una experiancia muy fuerte (sobre eso espero escribir otro post pronto).
Y bueno, los riesgos para mi que implicaban desde perder el útero hasta perder la vida. En mi caso solo perdí el útero (afortunadamente). A propósito, cuando uno de los médicos que me vio me dijo que esto podía suceder yo solo pensaba en lo exagerado que era… cual atonía uterina, cual hemorragia masiva, cuales cuidados intensivos… pero si. Me pasó. Lo viví y ahora no puedo tener más hijos (no es que me preocupe, porque gracias a Dios tengo tres chiquitos a mi lado creciendo sanos y fuertes). La buena noticia, para las mamás que están embarazadas de múltiples en este momento es que de todas las mamás de trillis que conozco, soy la única a la que le ha sucedido esto. Y la otra buena noticia es que no solo no me ha parecido nada traumático, sino que soy feliz, no lo extraño para nada.
En cualquier caso, además del reto físico, el reto mental es aún mayor. En mi caso, la doctora nos había dicho que los gemelos no se veían bien; habló de fallas cromosómicas, de la posibilidad de que alguno de los bebés se reabsorbiera, y cómo no, nos planteó la reducción embrionaria como una posibilidad. No solo ella… muchos de los médicos con los que hablamos ofrecían esa solución que consiste en inyectar cloruro de potasio a uno de los fetos (se hace entre semana 10 y 13), de manera que el feto muera y el cuerpo de la mamá lo reabsorba. Este tema de la reducción embrionaria es una decisión muy difícil, si algo me quedó claro después de todo este proceso es que es absolutamente respetable cualquiera de las decisiones al respecto que tomen unos padres esperando múltiples. Es algo que simplemente no se puede juzgar.
A toda esta incertidumbre se suma la soledad, el saber que estás viviendo algo único pero no tener a quien preguntar, a quien confesar tus miedos, alguien que haya pasado por lo mismo y te diga: no te preocupes, todo va a estar bien.
Por eso me parece tan valioso este espacio y a todas las mamás que están pasando por un embarazo múltiple les digo: no se preocupen, todo va a estar bien. Puede que no sea fácil, pero con seguridad al final todo estará bien.
Por nuestra parte, la decisión que tomamos con mi esposo fue esperar al tamizaje que se realiza en semana 12, y si todo estaba en orden, continuar con el embarazo. Y así fué… hoy tenemos dos niñas y un niño (Elisa, Rebeca y Rafael) en la casa.
Me siento satisfecha con la decisión que tomamos, le doy gracias a Dios porque después de muchos intentos encontramos dos médicos que nos ayudaron a poner las cosas en contexto, dispuestos a acompañarnos en el proceso con la mejor de las energías.
A veces miro a mis hijos y me maravillo nuevamente, me conecto con ese sentimiento que experimenté en esos 3 segundos cuando supe que venían trillizos… me sorpendo del milagro que son, pienso en todo lo que han pasado a pesar de ser tan chiquitos y entiendo que solo han venido a enseñarnos sobre fortaleza y ganas de vivir la vida con alegría y pasión.


Mariaheva
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