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Trillizos en Camino: felicidad y preocupaciones al cubo

Maria del Mar
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Me acuerdo mucho de que cuando le dije a mi mamá que habíamos decidido hacer un in vitro lo primero que me dijo fue: no irás a tener trillizos! Y yo, que con frecuencia hablo más rápido de lo que pienso respondí: ni que fuera tan de malas!
Y ahora acá estoy, viviendo la aventura más extraordinaria de mi vida. Cada vez que recuerdo esa conversación con mi mamá me da risa, porque es muy fácil hablar desde la ignorancia… Claro, ser mamá no es fácil y mucho menos de 3 a la vez. Pero en realidad me siento infinitamente bendecida… De malas? Cual de malas!
Sin embargo no todo ha sido color de rosa… Tuve un embarazo estupendo desde el punto de vista físico (mientras duró)… Solo subí 17 kilos, hice ejercicio, trabajé hasta semana 28, no tuve mayores malestares que los que creo que puede sentir una mamá embarazada de un bebé… No necesité pato, silla de ruedas ni cama de hospital como me lo pronosticaron varios médicos. Y salía orgullosa de cada eco pues los niños crecían bien y mi cuello del útero se portaba ‘a la altura’
Otra historia muy diferente fue el aspecto emocional… Especialmente el primer trimestre es de profundas dudas y de mucho miedo. En nuestro caso nos dijeron que uno de los bebés podía tener anomalías cromosómicas, que consideráramos la reducción embrionaria… Pero eso es un aborto! Dije yo escandalizada y los médicos me respondieron: técnicamente no, porque no estamos terminando el embarazo. Solamente vamos a ‘deshacernos’ de uno o dos embriones para que tengas menos riesgo. Plop. Al final dimos con dos ángeles que fueron los doctores que nos acompañaron en el proceso, quienes nos ayudaron a evaluar la situación desde otra perspectiva y nos permitieron tomar la decisión de avanzar con el embarazo triple hasta donde se pudiera.
Estaba convencida de que iba a lograr llegar muy lejos (mi meta era semana 36) pero entonces se me empezó a subir la tensión… ‘Ups esa no la vi venir’, pensaba yo. Aun asi intentaba convencer a mi médico de intentarlo.
Lo complejo de estos embarazos, que son de altísimo riesgo para la mamá y para los bebés, es que en la medida en que bajan los riesgos para los niños, aumentan los de la mamá. Y uno se ve obligado a considerar opciones y tomar decisiones muy difíciles. En mi caso fue renunciar a la idea de tener a mis chiquis en mi panza mas tiempo y evitarles un largo paso por Cuidados Intensivos Neonatales.
Al final nacieron de 31 semanas, literalmente los vimos terminar de hacerse por fuera, en la incubadora. Me duele pensar que sus primeros días en esta vida fueron entre catéteres, antibióticos, sondas, cánulas de oxígeno, pitos y alarmas. Y a veces oigo charlas sobre la importancia de esos primeros minutos de vida con mamá, sobre lo fundamental que son los arrullos cuando están recien nacidos, la lactancia, etcétera, etcétera, etcétera… Un montón de cosas a las que, en mi caso, tuve que renunciar y me pregunto si irán a dejar algún tipo de huella negativa en mis hijos.
Pero estos niños vienen con ganas de comerse el mundo, son luchadores y guerreros por naturaleza… Los veo crecer, sonreir, disfrutar cada instante, saborear la vida y me sorprende cuanta sabiduría y cuantas lecciones pueden venir en un empaque tan pequeño.
Son muchos los aprendizajes que he tenido en este año y medio que parece a la vez tan largo y tan corto… Tener Fe, confiar, creer, luchar. Aprendí que se vale tener miedo, se vale llorar, se vale gritar… Todo vale la pena cuando cada mañana hay 3 boquitas que con su sonrisa iluminan tu día, 6 bracitos listos para darte un abrazo, 6 ojitos esperando por ti para que les ayudes a descubrir el mundo.


Mariaheva
Acerca del autor - Mariaheva

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