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Estar embarazada y nacer en los tiempos del COVID 19

Adriana
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Con ocasión de la reciente celebración del día de los nacimientos múltiples, el 26 de septiembre, quise escribir y compartir acerca de la llegada de nuestras mellizas a la familia. En octubre de 2019 supe que estaba embarazada de dos bebes, fue una gran sorpresa ya que fue un embarazo espontáneo, no venía por genética de la familia o por algún tratamiento de fertilidad, así que sentí mucha alegría pero también sentí miedo, emociones que fueron aumentando a medida que pasaban los meses ya que el embarazo fue indicado de alto riesgo, pasando de tener una vida súper activa a estar casi todo el tiempo en reposo, lo que afectó algunas veces mi estado de ánimo. A esto le sumamos la llegada de la pandemia y aquí si que me tocó vencer el miedo, miedo a vivir a ciegas mis últimas semanas de embarazo por las restricciones, pero también miedo de salir a mis controles y exámenes, miedo de no estar con mi esposo porque la cuarentena nos había dejado en ciudades distintas, miedo a que las bebes se adelantaran, miedo a que llegaran en el pico de la pandemia.

Tocó vencer el miedo y entregarle todo esto a Dios para que hiciera su voluntad. Y así fue, cuando todo parecía estar en orden para la semana 37 y después de una última ecografía con el perinatólogo, dos días después las bebes se adelantaron y llegaron en la semana 35 en medio del dolor de contracciones que no esperaba sentir por ser una cirugía programada, salí de casa corriendo, ansiosa, afanada por haber roto fuente, sin mi esposo que seguía en otro lugar y sin mi mamá, que por los temas de la pandemia, en familia decidimos cuidarla en casa y que fuera mi hermana quien me acompañara.

Nos fuimos a ver nacer a mis chiquitas, ya en sala de cirugía y al escuchar la primera bebé llorar todo parecía en orden pero al salir la segunda bebé las cosas se me complicaron, recuerdo que el doctor me dijo que teníamos un imprevisto y que había que intervenir, me pregunto quien había venido conmigo ya que necesitarían hablar con ella ( luego sabría de todos los trámites y la agonía que mi hermana tendría que pasar, siendo el enlace entre los doctores y todos los que esperaban recibir noticias nuestras) me dijo tienes una hemorragia, vamos a intentar contenerla y si no es posible tenemos que operar, le dije que hiciera lo que tuviera que hacer, la fuerte hemorragia y la posterior cirugía no me dejó estar consciente para disfrutar del momento con mis hijitas y casi le digo adiós a este mundo, sin poder despedirme.

Durante mi cesárea se presentó un caso de placenta accreta o placenta adherida, que de acuerdo con los expertos “se relaciona con anomalías en el revestimiento del útero, por lo general, debido a la cicatrización después de una cesárea u otra cirugía de útero. Sin embargo, en ocasiones, la placenta adherida tiene lugar sin que haya antecedentes de cirugía uterina”. Este último fue mi caso ya que era mamá primeriza y no había tenido ningún tipo de intervención médica en esta zona, además la última ecografia, dos diás antes de nacer las bebes no mostraba ninguna alteración.

“La placenta adherida representa un riesgo importante de sangrado vaginal grave (hemorragia) después del parto. El sangrado puede causar un trastorno potencialmente mortal que evita que la sangre se coagule normalmente (coagulopatía intravascular diseminada), así como insuficiencia pulmonar (síndrome de dificultad respiratoria en adultos) e insuficiencia renal. Probablemente será necesaria una transfusión de sangre” https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/placenta-accreta/symptoms-causes/syc-20376431

Efectivamente este fue mi caso (la edad y el embarazo múltiple podrían haber incidido) y fue mi valiente hermana menor quien debió dar todas la autorizaciones respectivas, sufriendo la angustia y el estrés que se viven en una clínica cuando se está en código rojo.De la mano de Dios y gracias a mi doctor que mantuvo la calma y atendió profesionalmente la emergencia, estamos aquí para contarlo.

Desperté en cuidados intensivos donde estuve por unos días y debido a que tuve una buena recuperación pase pronto a habitación, pero solo pude ver a mis hijitas cuando me dieron de alta, fui a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales a conocerlas, chiquititas por lo prematuras, guerreritas haciendo lo suyo para también salir de la clínica. Debido al momento de la pandemia que vivía mi ciudad, no fueron autorizadas las visitas y solo pude volver a ver y a estar con mis hijas 25 días después de su nacimiento y allí comenzaría otra historia con el plan canguro y la lactancia materna. Difícil, si muy difícil pero agradecida por mi vida y la de mis hijas, porque siempre he creído que el tiempo de Dios es perfecto y que la vida te da todo en su justo momento. Tanto así que mi esposo y yo tuvimos la alegría de reencontrarnos justo el día que a las bebes les dieron de alta y así pudimos disfrutar juntos de este anhelado encuentro.

Para èl como papá y como esposo fue muy duro perderse momentos del embarazo y por supuesto el nacimiento de las niñas y más en las condiciones en las que se presentó. Que te informen y te mantengan al teléfono para saber como estan los que amas y no poder ir a reecontrarte rapidamente con ellos, duele. A èl le tocó vivirlo solo porque la cuarentena puso en distancia a todos nuestros seres queridos y en especial a sus padres y hermano que viven fuera del país y a quienes no sabemos aún cuando volveremos a ver para que conozcan a las bebitas.

Para terminar pienso que si algo nos ha enseñado este año, creo a todos, es que la vida cambia en segundos y nos queda solo vivirla en plenitud día a día. Y nosotros las mamitas de múltiples somos bendecidas de poder traer a más de un bebe al mundo en medio de todos los riesgos que este embarazo conlleva.


Acerca del autor - adri_yana

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